lunes, 29 de diciembre de 2008

Eduardo Celdran Oteo (I Ruta "Amigos de Gismero" 2008)








I RUTA "AMIGOS DE GISMERO" 2008

La amenazas de temporal no entorpecieron esta reunión, que Ángel Gismero convoco entre sus amigos.
Ni más ni menos que 14 coches nos dimos cita, en la gasolinera de la N-I de “Cervezas El Águila”, tras las presentaciones, colocación de algunas emisoras, todos juntos partíamos hacia San Leonardo Yagüe. El viaje resulto cómodo en poco menos de 3 horas estábamos en nuestro destino, el Hotel La Reserva.
Pilar, su gerente nos dio la bienvenida y entrego las llaves de las habitaciones. El tiempo estaba justo para ir a cenar al solicitado restaurante El Hachero de Navaleno, apenas a 2kms del hotel. Como siempre hubo que apretarse, y acomodarse en varias mesas para poder cenar, pero el menú que “Vitin” nos sirvió mereció la pena. Todos quedamos sorprendidos por la velocidad con la que preparan comida para tanta gente, nada menos que 51 personas.
Tras la cena, volvemos al hotel para proceder al breafing de rigor, explicar las particularidades de la ruta, las visitas, etc. Y por supuesto tomar alguna copa, sin peligro de tener control de alcoholemia entre la cafetería y las habitaciones.

Sábado:
Partimos, casi puntuales, en dirección a San Leonardo, parando brevemente a comprar pan. La mañana prometía pues empezó a nevar. Al entrar en pista el barro ya era abundante, pero es que la nieve iba en aumento. El primer tramo de pista, fue superado con éxito pese a algún baile de los todocaminos.
La primera parada seria el Cañón del rio Lobos, aunque no pudimos disfrutar del su estupendo mirador, por la niebla reinante, si que nos atrevimos con “la caminata” hasta la ermita entre la nieve que ya empezaba a cuajar.
Bien pertrechados y protegidos niños y mayores iniciamos la caminata hasta la ermita y la cueva, quedando gratamente sorprendido por la belleza del lugar, que incluso a los que lo conocemos nos sorprende, pues cambia su aspecto dependiendo de la época del año en la que se visite.
De nuevo en los coches y aprovechando que el centro de interpretación estaba cerrado, improvisamos un “almuerzo” en su aparcamiento bajo el techado de madera. Rápidamente, Roberto saco los embutidos, Eduardo el pan, Luis el vino y en cinco minutos todos estaban comiendo.
El tiempo empeoraba, así que decidimos continuar la ruta, pues “la aventura es la aventura”. La pista ascendía hasta el castillo de Gormaz y a continuación pasando por Aliaga, llegaba hasta el pueblo de Cubillos, en la actualidad abandonado. En esta zona ya la nieve cubría por completo el campo, pero no presentaba de momento dificultades.
Llegamos a Muriel, donde teníamos prevista una nueva visita, esta vez a la laguna de la Fuentona. Todos, incluso algunos con trineos, realizaron la visita, bajo el manto blanco, que incluso obligo a un equipo de buceadores vascos a abortar la inspección de la laguna.
Rozábamos ya las dos de la tarde y nos separaban 5kms de Calatañazor el lugar previsto para la comida. Aunque realizamos el tramo por carretera, “la cosa” ya estaba complicada, tanto que hubo que socorrer a un turismo para que pudiera remontar un repecho.
Tanta nieve caía que al llegar al pueblo, montamos un monumental atasco en la calle principal, debido a que la rodada de los primeros coches, se helo. Provocando el patinazo de Ramón, que a su vez golpeo a Miguel Ángel. Finalmente decidimos no continuar subiendo coches y dejarlos aparcados en la explanada de la entrada del pueblo.
La comida sirvió para secarnos y reponer fuerzas, pero las noticias que podíamos ver atraves de las ventanas, no eran nada halagüeñas. Nevaba, nevaba sin parar…
Tras la comida y ante la imposibilidad de encontrar las trazas de los caminos, decidimos iniciar la vuelta por carretera, y así lo hicimos. Nada más salir Miguel Ángel, cayó en la cuneta al cruzarse con otro vehículo, siendo rescatado inmediatamente por Ángel, que cerraba el grupo. Entre tanto los demás esperábamos en el siguiente cruce. En ese preciso instante recibí una llamada de mi amigo Alfonso “El de Burgos” que había estado visitándonos en Calatañazor para advertirme que esa carretera estaba muy complicada en varios pasos y que era mejor continuar por otra ruta. Así hicimos, abriendo la carretera al tráfico pues ya estaba completamente nevada.
Ya de noche y tras haber quitado algún árbol caído en la carretera regresamos al hotel.
En la cafetería se vieron algunas partidas de mus, charlas y futbol, no en vano jugaban Madrid y Barcelona.

Domingo:
Amanecimos sin nevar, lo cual era buena noticia pues, podríamos hacer el recorrido previsto, pero no contábamos con otro problema.
La nieve caída el día y la noche anterior era de tal magnitud que muchos pinos se habían partido o arrancado de la tierra cortando los caminos.
Iniciamos el recorrido apartando entre varios participantes tres o cuatro arboles, pero llegamos a un punto donde hubiéramos necesitado una motosierra, para seguir avanzando.
Decidimos entonces, intentar otra entrada al pinar, atraves de una pista más principal, pero al “quinto pino” de nuevo vimos que resultaría imposible seguir avanzando sin la ayuda de una motosierra.
Habíamos tirado la toalla y decidido seguir por carretera hasta el pueblo final de la ruta, cuando decidí un último intento, en Cabrejas del Pinar, entrando por la pista que deberíamos haber llevado el día anterior por la tarde.
Esta vez el ganado era el que cortaba el paso, debido a que los ganaderos las dan de comer en el único sitio que no tiene nieve, el asfalto. Una vez que esperamos a que las vacas se saciasen continuamos nuestro camino que se convertía en tierra unos metros más adelante. Como era de esperar una par de arboles tumbados, nos dieron la bienvenida, pero como no eran demasiado pesados decidimos apartarlos y continuar, abriéndose delante de nosotros una zona de pino bajo, con un paisaje digno de Canadá, como alguno de los participantes recordaba por la emisora.
Nuestro premio a la tenacidad tuvo su recompensa al ir abriendo pista sobre nieve virgen, hasta Molinos de Duero, lugar donde decidimos para a almorzar, esta vez cobijados dentro de un bar local, que tuvo a bien aceptar nuestro bocadillos a cambio de servirnos la bebida.
Como no estábamos siguiendo el rutometro, decidí improvisar un recorrido que realice hace algunos años, alrededor del pantano de la cuerda del pozo, que se encontraba simplemente espectacular debido a la nevada. Nada más iniciar el tramo Ramón callo a la cuneta del camino teniendo que ser rescatado por Roberto, que necesito la ayuda del winch para poder devolverle al camino.
De nuevo en ruta los paisajes alrededor del pantano, resultaron sorprendentes, como sorprendente les resulto a los ocupantes de un Mitsubishi que nos cruzamos al ver a Luis y su BMW X5 circulando sin problemas por la pista, con la cantidad de nieve caída, pareciendo un quitanieves debido a su poca altura.
Ya en el puente de Vinuesa, nos reunificamos para hacer unas fotos de grupo, con todos los vehículos sobre el puente. En Vinuesa, las caras de las personas que se encontraban en las calles resultaban un poema, al vernos venir de la pista, como si de una caravana se tratara.
Tomamos la carretera hacia Santa Inés, para luego girar en dirección a El Quintanarejo, lugar final de la ruta en el restaurante Balcón de Brezal.
Jaime y su madre, como siempre nos dieron la bienvenida, esta vez con una jugosas patatas con corzo, migas y carne a la brasa. Sirviendo de colofón a un fin de semana intenso.
Tras la comida, vino la despedida, las fotos, los autógrafos, los abrazos y los agradecimientos. Incluso las proposiciones de repetir la ruta avanzada la primavera, para poder disfrutar de todo el recorrido…

Desde Iberutas, agradecer a Ángel su confianza y al resto su amabilidad, espero veros pronto en la II Ruta amigos de Gismero, o en cualquier otra ruta de Iberutas 4x4. De momento ya sois socios de Iberutas….
TEXTO Y FOTOS: EDUARDO CELDRAN OTEO
TODAS LAS FOTOS EN: Galeria Iberutas 4x4
VIDEO EN: Video Amigos de Gismero
BLOG EN:Blog Iberutas 4x4